La selección española conquistó el tercer puesto de la Copa Confederaciones, gracias al duende de Dani Guiza que lideró una reacción de orgullo para escapar de la decepción, con un tanto de falta de Xabi Alonso en la prórroga (3-2), que castigó el esfuerzo de la luchadora Sudáfrica.
España cerró la Copa Confederaciones cumpliendo en el partido menos deseado por el futbolista, la final de consolación. Cuando pasaba de vivir un premio como campeón de Europa, a rebajar la euforia en una competición en la que la maquinaria de la 'Roja' solo funcionó a pleno rendimiento en el debut ante Nueva Zelanda.
El rol de favorito ha sido difícil de asumir. Se encontró ante rivales menores con un planteamiento siempre defensivo, de desgaste y velocidad al contraataque. Se le atragantó ante Irak, donde salvó la pegada de David Villa. Y no lo superó ante Estados Unidos, víctima de dos errores defensivos, de la falta de puntería y unas decisiones cuestionables en los cambios de Vicente Del Bosque.
Algo pasa con Cesc Fábregas en la selección. Su ilusión, protagonista del estreno ante Nueva Zelanda con su partido más completo en la absoluta, se desplomó con su suplencia en el segundo encuentro y acabó de enterrarse siendo el primer cambio de la semifinal. Para la final de consolación, sin Xavi ni Iniesta, su ausencia deja inquietantes interrogantes.
Se empeña Del Bosque en aportar nuevos detalles tácticos a un grupo de jugadores nacidos para jugar con movilidad. Con libertad. Bien sea con cinco centrocampistas o con dos puntas. La apuesta por extremos no cala. Convierte a España en una selección más previsible. Y así salió ante Sudáfrica. Con un doble pivote destructivo: Busquets y Xabi Alonso, y dos jugadores abiertos en la banda: Cazorla y Riera-.
La ausencia de Xavi es clave. Cesc miraba serio al tendido en el descanso. En la soledad del banquillo. Sin entender nada. No estaba el cerebro habitual, el futbolista que impone un estilo de toque. Fabregas mascaba su cabreo comprobando que en el campo faltaba elaboración.
Ya es agua pasada, pero Del Bosque debió dar descanso a Xavi en el tercer partido. Con la clasificación certificada forzó al jugador que más preocupaba por su carga de partidos. Le faltó confianza en Cesc para entregarle el mando. Se pagó caro en semifinales, con las fuerzas en reserva del jugador que marca el camino.
No podía permitir Del Bosque pasar de firmar récords históricos de victorias a encajar dos derrotas consecutivas. El once dejaba claro que iba por el partido. Villa y Torres lucharían por ser máximos goleadores. Aunque las ocasiones se las tuvieron que trabajar ellos y acabaron dejándolo en bandeja a Luis Fabiano.
La tuvo el 'Guaje' a los cinco minutos, pero su disparo con rosca a la escuadra lo sacó el felino Khune. Repitió a los veinte, tras pase en largo de Cazorla, pero cuando se disponía a marcar la velocidad de Masilela salvó a Sudáfrica. Se la inventó también Torres, con una brillante acción en la explotó su velocidad que acabó, tras plástico recorte, en tiro blando a manos del portero.
La figura de Booth, el guerrero blanco, el gran ídolo de la afición, se imponía en defensa. Es la imagen de una selección que ha ido creciendo en la Confederaciones hasta tener en las cuerdas a Brasil en la semifinal. Lanzan también su nombre al mundo el hábil Masilela, en el lateral zurdo, o la calidad de Tshabalala.
De sus botas nacieron las acciones de más peligro. Pieenar chutó arriba y él mismo sacó la mejor versión de Iker con un potente disparo. A España le faltó el ritmo y la velocidad de Sudáfrica. Su ilusión aún consternada por la derrota ante Estados Unidos.
Arrancaba la segunda mitad y Del Bosque volvió a sustituir a la vez a Torres y Villa. Medido al minuto para evitar la lucha de egos, buscó modificar la cara con un solo punta, Dani Guiza, y la movilidad de Silva por detrás. Subió el ritmo y comenzó a crear ocasiones. Antes de irse, un latigazo de Villa de treinta metros hizo sufrir a Khune. Su rechace lo envió a la red Busquets. En fuera de juego.
Estaba con ganas Guiza. Sorprendido del poco protagonismo que le ha dado Del Bosque en la Confederaciones. Salió a "comérselo todo" como dijo en la previa. Lanzó desmarques continuos. Buscó la espalda a la defensa rival y terminó obteniendo el premio. Primero asistió con el pecho a Riera que buscó la potencia en lugar de la colocación y se topó con el portero. Sus puños salvaron el disparo de Cazorla.
España firmaba sus mejores minutos cuando, de nuevo, fue víctima de un error defensivo. Tshabalala cogió la espalda a Arbeloa y su centro encontró un agujero en el centro de la defensa, por donde se coló Mphela para fusilar a Casillas a cámara lenta.
El campeón de Europa no podía permitirse abandonar la Confederaciones por la puerta de atrás, firmando dos partidos decepcionantes, y protagonizó una reacción llena de casta.
Cuando parecía que moría en balones colgados buscando la altura de Fernando Llorente, apareció Guiza. A dos minutos del final mató un balón con el pecho y disparó ajustado al palo. Nada más acabar su celebración, colocó en la escuadra un centro desde la derecha.
Cada minuto de Guiza es rentable para la selección española. Dio el triunfo con una acción de pillo en Turquía. Y hoy evitó el descalabro en la Confederaciones. Aunque cuando España resoplaba, pasado el susto, una falta muy discutida de Riera acabó en uno de los goles más bellos de la competición. Pasaban tres minutos de la hora. Y Sudáfrica tuvo el acierto que le faltó ante Brasil. De nuevo Mphela, pateó a la escuadra para dirigir el duelo a la prórroga.
Con las fuerzas agotadas pudo el orgullo de los internacionales españoles. Había evitado el larguero la repetición del gol de Guiza, esta vez con centro de Capdevila, cuando Casillas salvó un mano a mano con Mphela. Se había ido en velocidad de Piqué, pero se le hizo de noche ante el aguante en caer al suelo del capitán español, que instantes después sacaba un tiro cruzado de Parker en su encuentro con más trabajo.
El enfado español con el árbitro Matthew Breeze subió de intensidad en la última acción del primer acto de la prórroga. Un cabezazo de Silva impactó en la mano despegada del cuerpo de Mhlongo. Seguía quejándose cuando el partido murió en la primera acción del segundo acto. Xabi Alonso pegó una falta escorada que pasó entre todos para acabar en la red.
Sudáfrica tiene mucho trabajo por delante y doce meses de plazo para el Mundial. La gran cita. Debe mejorar infraestructuras y servicios. Estadios semi vacíos, pese al regalo de entradas y la apertura de puertas de FIFA. Estados de césped muy precarios. Pero plena disposición para la mejora de un pueblo que olvida el pasado del dolor y comienza a ilusionarse con el fútbol.
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