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lunes, 7 de abril de 2008

El América y sus masoquistas

COLUMNA ESCRITA PO RAFAEL OCAMPO
PUBLICADA EL DIA 7 DE ABRIL EN EL PERIODICO MILENIO LA AFICION

El América y sus masoquistas

Se ha vuelto el estadio Azteca, cada que juega el América, el escenario más poblado donde jamás se haya practicado el masoquismo.

Ni siquiera cuando al equipo le ha ido bien en los últimos años (en el subcampeonato reciente con Luis Fernando Tena y Cuauhtémoc Blanco a la cabeza o cuando ganó el título con Mario Carrillo y Claudio López como figuras), recuerdo tantos aficionados apoyando a este equipo de forma tan consistente. Han contribuido a esta masiva presencia cuando menos dos situaciones: por un lado, que en una actitud extremadamente madura y solidaria, los americanistas han querido expresar su apoyo para que sus jugadores salgan del fondo de la tabla. Por el otro que, en la única buena decisión que ha tomado esta campaña, la directiva decidió abaratar el precio de los boletos de entrada, convirtiéndolos en una verdadera ganga.

Pero qué importan las razones que hacen que las gradas del Azteca se pueblen cada 15 días, lo que llama la atención y alguien debe hacer algo de manera urgente, es lo que sufren los aficionados de las Águilas. Su equipo juega realmente muy mal. Su defensa es muy lenta e insegura, pongan a quien pongan como titulares; su medio campo no controla el balón ni defiende ni genera juego ofensivo. Y sus delanteros, exceptuando al paraguayo Salvador Cabañas, no inquietan ni a un equipo de categorías infantiles.
El colmo, su estrella, el portero Guillermo Ochoa, ha sido tan contagiado por tanta ineficacia que ha empezado a comerse balones que en otro momento no le hacían ni cosquillas.
En la banca, un cuerpo técnico encabezado por un hombre que se supone sabe mucho de futbol (tanto que lleva 19 partidos consecutivos sin poder ganar), pero que no tiene ni idea de cómo provocar una reacción positiva.
Pero extrañamente, Romano y compañía se sienten muy cómodos y seguros en su chamba.Pobre del aficionado del América, del que va a su estadio y del que sigue sus juegos por televisión, radio, internet o prensa.
No se merece el trato que le están dando ni el propietario ni los directivos ni el entrenador ni los futbolistas de su equipo. Nadie les da la cara como se debe. Uno, Emilio Azcárraga Jean, por las razones que usted quiera, ha decidido guardar silencio y lo menos que se le antoja en estos momentos es hacerse presente en un entrenamiento o en un partido de su equipo. ¿No estaría bien que apareciera esta semana, antes de que se juegue el Clásico contra las Chivas? En cambio, Guillermo Cañedo White (que se organiza encuentros con periodistas como si fuera estrella de cine promocionando una película), pretende manipular sentimientos con renuncias ficticias y ya no sabe ni a quién pedirle consejo.
El entrenador Rubén Omar Romano se ha vuelto un cínico que no quiere aceptar que simple y sencillamente no ha podido con la responsabilidad que se le dio.
Vienen las Chivas el próximo sábado. Les aseguro que hay elementos muy objetivos para pensar que en el estadio Jalisco puede registrarse la derrota no sólo más vergonzosa, sino la más holgada en la historia de estos enfrentamientos.

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