Invade frustración a directiva cementera
28-Abr-2010 a las 09:57:33 PM
Víctor Garcés y Alberto Quintano no podían creer que una vez más el título se le negó a Cruz Azul en el último minutoJOSÉ ANTONIO CORTÉS
No lo podían creer, faltaba un minuto y se les escapó el título de las manos. En el palco de Cruz Azul en el Estadio Hidalgo Víctor Garcés quedó sepulcralmente callado, de pie y sobándose furiosamente la barbilla cuando cayó el gol del 'Pajaro' Benítez que los privó de sacudirse la maldición de perder cinco finales consecutivas.
A cuatro asiento de distancia a su derecha, Alberto Quintano furioso gritó "No puede ser", caminaba como león enjaulado, y no sabía si salirse o quedarse en el palco.
Christian Giménez desde el primer minuto del partido abandonó su lugar en primera fila y se puso de pie hasta el fondo y ahí vio todo el partido. Primero su rostro era de tristeza, quien sabe si era nostalgia por su ex equipo o coraje por no poder estar en la cancha.
Era el que vivía con más pasión las acciones. Arrugaba su chamarra, se pasaba las manos por el rostro y al final ya aplaudía sintiendo el triunfo celeste. Pero lo que hace meses para él hubiera sido una gran alegría el grito de ese estadio lo dejó frío, casi se le salían los ojos.
Un hombre en silla de ruedas fue el único que derramó un par de lágrimas. César Villaluz, Julio César 'Cata' Domínguez y el resto de los jugadores que no tuvieron parte en el partido no es que hayan sido indiferentes pero se salieron tranquilos y sin decir palabra.
Mientras Garcés fue el último en abandonar el palco, ya habían pasado 15 minutos y seguía en la misma postura como un témpano y sólo se movió para recoger la copa de vino que lo acompañó en este trago amargo.
A cuatro asiento de distancia a su derecha, Alberto Quintano furioso gritó "No puede ser", caminaba como león enjaulado, y no sabía si salirse o quedarse en el palco.
Christian Giménez desde el primer minuto del partido abandonó su lugar en primera fila y se puso de pie hasta el fondo y ahí vio todo el partido. Primero su rostro era de tristeza, quien sabe si era nostalgia por su ex equipo o coraje por no poder estar en la cancha.
Era el que vivía con más pasión las acciones. Arrugaba su chamarra, se pasaba las manos por el rostro y al final ya aplaudía sintiendo el triunfo celeste. Pero lo que hace meses para él hubiera sido una gran alegría el grito de ese estadio lo dejó frío, casi se le salían los ojos.
Un hombre en silla de ruedas fue el único que derramó un par de lágrimas. César Villaluz, Julio César 'Cata' Domínguez y el resto de los jugadores que no tuvieron parte en el partido no es que hayan sido indiferentes pero se salieron tranquilos y sin decir palabra.
Mientras Garcés fue el último en abandonar el palco, ya habían pasado 15 minutos y seguía en la misma postura como un témpano y sólo se movió para recoger la copa de vino que lo acompañó en este trago amargo.
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